Este análisis ha sido realizado con una copia facilitada por Plaion España. Juego disponible en PC, PLAYSTATION 4, PLAYSTATION 5 (versión analizada), XBOX ONE y XBOX SERIES S/X.

Introducción

Aunque he visto unas cuantas primaveras, tampoco os columpiéis que Alien: el octavo pasajero se estrenó cuando yo sólo tenía un añito.

La Guerra de las Galaxias lo había hecho un par antes y la gente de entonces, de unos tiempos muy distintos donde parecía que todos íbamos a más, alucinaba con sus efectos, con la conquista del espacio, con las posibilidades infinitas.

Pero claro, se encontraron con esa “aventura” espacial de Ridley Scott que era más bien una pesadilla y descubrieron lo hostil y terrorífico que puede resultar el espacio.

Alien: el octavo pasajero es una obra maestra que ni su propio director ha conseguido imitar. De hecho la gente tenía mucho hype con Prometheus, que decepcionó bastante, y visto con perspectiva es bastante mejor que la infumable Alien: Covenant.

James Cameron fue más listo en este sentido. Le encargaron dirigir Aliens: el regreso, continuación de aquella excepcional primera película, y no cometió el error de imitarla, sino que cambió completamente el planteamiento.

En lugar de una tripulación civil a la presa de un sólo Alien, Cameron se imaginó toda una infestación de las criaturas a las que hacían frente los Marines Coloniales de los Estados Unidos o USCM.

Supongo que en aquella época los más gafapasta se llevarían las manos a la cabeza viendo cómo los Aliens, en la primera peli casi invencibles, reventaban ante el fuego de los rifles de pulso. Pero os digo una cosa: es imposible que se aburrieran.

Cameron, lejos de copiar el trabajo de Scott, replanteó completamente la saga y descubrió otro filón, más enfocado en la acción pero como mínimo igual de trepidante. Lo gracioso del asunto es que a mí un amigo me dijo “da mucho más miedo que la primera”, ¡y estuve un montón de tiempo sin atreverme a verla!

En fin, dicho esto a modo de necesaria introducción, me encuentro con este Aliens: Dark Descent para elaborar su análisis, lo cual como habréis adivinado me ha hecho particular ilusión. Vamos por tanto con el juego propiamente dicho, a ver qué tenemos sobre la mesa.

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Empieza la pesadilla

La protagonista de esta aventura, si es que puede considerarse como tal, es la administradora adjunta Maeko Hayes, que a bordo de la estación Pioneer descubre una trama siniestra relacionada con unos misteriosos huevos.

Como habréis adivinado, los huevecillos son de Alien y alguien ha tenido la genial idea de infestar el satélite Lethe, alrededor del cual orbita la mencionada estación espacial. Por desgracia, aunque para sorpresa de nadie, ésta no tarda en resultar igualmente invadida, lo que lleva a Hayes a aplicar el protocolo Cerberus para aislar todo el sistema.

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Hayes, prácticamente como única superviviente de la estación, es rescatada por la nave del USCM Otago, que también sufre daños como consecuencia del protocolo Cerberus y por tanto debe ser reparada.

En el transcurso los marines coloniales aprovechan el impasse para investigar qué carajo está pasando, lo que dará lugar al descubrimiento de toda una secta de chiflados adoradores de Aliens, que dicho así suena a coña.

Ambientación magistral

Aliens: Dark Descent rinde justo tributo a una obra legendaria del séptimo arte que ha creado escuela, y lo hace con una ambientación muy cuidada y fiel a la película.

Las misiones tienen lugar en varios puntos de Lethe, además de en la estación orbital Pioneer, sumando un total de 7 mapeados con distintos niveles.

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En general todo recuerda mucho a la colonia Hadley's Hope del planeta LV-426, con elementos recurrentes de la película como pasillos angostos, esas puertas que se podían soldar, las armas con sus sonidos característicos incluyendo el rifle de pulso, el arma inteligente, las unidades incineradoras, las escopetas...

Eso por no hablar de la nave de despliegue, el tanque ARC (bendito sea), las armas centinelas (indispensables), los robots de carga o el característico rastreador de movimiento a base de pitidos, que casi pone más nervioso que otra cosa.

Sí debo decir aquí, no obstante, que el célebre carraspeo de los rifles de pulso no está muy logrado, y sé que esto va a decepcionar a más de un fan. Caramba, si tienes algo tan genuino cúrratelo. Ojo, que suena parecido y otras cosas están calcadas, pero al escupir balas había margen de mejora.

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Además, como no podía ser de otra forma, Aliens: Dark Descent incorpora elementos propios, como nuevas clases de marines (hacker, explorador, médico...), armas inéditas como el rifle de francotirador o el de plasma, drones de apoyo... en general lo justo para enriquecer un poco la experiencia jugable sin comprometer lo más mínimo la fidelidad a la película.

Esto es un infierno, Dios mío

Y hablando de fidelidad, ¿cómo crees que se desenvolvería un grupo de cuatro marines en una colona infestada de Aliens? Bingo: a duras penas.

Pero esto me ha encantado, no os confundáis. Difícil, pero a la vez tan satisfactorio...

En pocos juegos recuerdo haber vivido tantas situaciones extremas, saliendo airoso de chiripa en el último segundo.

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Aquí podéis hacer trampa, por supuesto, o podéis dejar que la aventura discurra. Por trampa me refiero a cargar la partida cuando uno de los marines muere o, peor, es raptado por los Aliens. Será siempre una tentación, habida cuenta de que podemos incorporar en el equipo a soldados supervivientes de misiones anteriores que ya han subido de nivel y tienen varias mejoras.

Ahora imagina que te adentras con esos mismos soldados en una nueva misión, pisando huevos, midiendo cada paso, y de pronto una mala decisión (y a veces ni eso...) acaba con toda tu escuadra exterminada.

Sin embargo el horror forma parte de la experiencia. Además Aliens: Dark Descent está concebido de tal forma que incluso los marines novatos pueden desenvolverse, no habiendo tanta diferencia entre éstos y los veteranos.

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Algo que os recomiendo es una retirada a tiempo. Aliens: Dark Descent juega con el nivel de infestación planetaria para que intentemos avanzar lo máximo posible, ya que por cada día transcurrido ésta aumenta.

Sin embargo, en cada incursión el nivel de agresividad de los Aliens se resetea, lo que en mi experiencia sale mucho más a cuenta. Esto nos permite retomar la misión donde la dejamos, en puntos que parecían un infierno y al volver son más asequibles.

Elementos jugables

Por lo demás, aparte de varias misiones principales siempre hay otras secundarias, junto a la posibilidad de rescatar personal y por supuesto conseguir todos los suministros posibles.

Esto sirve de cara al briefing, a bordo de la Otago, donde preparamos a los marines, mejorándolos o equipándolos, los curamos o atendemos mentalmente, invertimos en el desarrollo de armas y hasta de xenotecnología, y en general nos dedicamos a labores de administración.

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En esta parte Aliens: Dark Descent flaquea más, ya que acabará siendo repetitiva y encorsetada. Al final es hacer siempre lo mismo, listo para la siguiente incursión. Casi me atrevería a decir que una mayor profundidad en la gestión y organización de las misiones habrían dado como resultado un juego de culto.

Por suerte, en lo que es la chicha Aliens: Dark Descent no falla. Hablamos de un título con vista desde arriba, tipo cenital, pero con una cámara que puede girar, desplazarse y hacer zoom a voluntad.

Aquí no hay turnos, por supuesto, y por no haber no hay ni un respiro, incluso mirando el mapa o abriendo el desplegable de habilidades, que sólo ralentiza la acción. No obstante, esto último se puede cambiar para pausarla completamente, lo que me parece más realista porque unos marines coloniales deberían reaccionar casi instintivamente y no titubear como sin duda hará cualquier jugador ante las incesantes acometidas de los alienígenas.

Aunque no soy un experto en el género, se podría decir que Aliens: Dark Descent es un juego de estrategia en tiempo real donde controlas a un grupo reducido de cuatro marines, más enfocado en la acción y la estrategia “de campo” que en ponerte a construir chorradas. Luego, entre misiones, ya administras y gestionas con calma.

Apartado técnico

Aliens: Dark Descent no pasará a la historia por sus gráficos, fundamentalmente por unos personajes bastante anacrónicos con expresiones faciales de hace dos o tres generaciones. Directamente no se han molestado en rediseñarlos para las secuencias cinemáticas: básicamente hacen zoom y sale lo que sale. Esto entre misiones.

Afortunadamente en pequeñito, cuando estás en plena acción, no tienes ganas ni tiempo de fijarte en las caras, y los personajes cumplen perfectamente al igual que los llamados xenomorfos.

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Los escenarios son sólidos, se ve que están hechos con mimo y transmiten la necesaria sensación de angustia, algo que ojo no es fácil en un juego que controlas desde arriba como el que ve una maqueta. ¡Pero oye cómo te metes en la piel de esos marines!

Con respecto al sonido, música magistral inspirada en la película y efectos de sonido por lo general sobresalientes, igualmente fieles a la obra de Cameron, eso sí con el ya mencionado tirón de orejas por el audio mejorable de los rifles de pulso. Completa el apartado sonoro unas convincentes voces en inglés con textos en español.

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Conclusión

Aliens: Dark Descent abruma un poco al principio por su alta dificultad, muchas veces imprevisible y por qué no decirlo algo descompensada. Empiezas sabiendo poco, pisando sobre terreno inestable y siendo castigado sin contemplaciones.

Quizás tenga que gustarte esta ambientación para sobrepasar la dura fase de aclimatación, ya que si para ti Alien es sólo “el monstruo ese de las pelis”, puede que no encuentres la motivación necesaria para enfrentarte a tan arduo desafío.

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Ahora bien, os puedo asegurar que en cuanto le pillas el punto a las dinámicas y entiendes cómo debes organizarte para asegurar tu supervivencia, gestionando bien los recursos, haciendo uso inteligente de las habilidades, etc., Aliens: Dark Descent se transforma en un señor juego, largo, profundo y desafiante.

Por consiguiente, se lo recomiendo sin lugar a dudas a los amantes de esta ambientación legendaria. Para los profanos sigue siendo un buen título siempre que te llame su planteamiento y seas amigo de pasarlo un poquito mal con el sempiterno pitidito desquiciante del detector de movimiento.

En cualquier caso todo un homenaje a una película magistral, en cierto modo superior a juegos de más presupuesto que, intentando meterte en la acción, no han terminado de transmitir lo que este Aliens: Dark Descent.