Durante toda la historia de los videojuegos, franquicias como Call of Duty o Battlefield, por nombrar las más conocidas, han retratado los lados más combativos de las guerras. Todos poniéndonos en la piel de soldados que salvan a sus compañeros y derrotan al enemigo.

Hoy os hablamos de 11-11: Memories Retold, un juego que aunque tiene el mismo contexto, ni se acerca a esta descripción.

Desarrollado por Aardman Studios y DigixArt y con la colaboración de Bandai Namco Entertainment, nos sumergimos de lleno en la Primera Guerra Mundial. En concreto, viviremos la guerra desde los dos bandos mediante dos protagonistas.

Y, como hemos dicho, la historia se aleja del todo de la idea de guerra que todos tenemos en cuanto oímos esa palabra. Esta aventura nos enseña que en la guerra no todo es odio, y que ser diferentes no tiene que significar ser enemigos.

Morir y querer en la guerra

Tenemos el contexto: la Primera Guerra Mundial ya llevaba dos años de combates y muertes, y le quedarían otros dos hasta llegar a su fin. Esta historia comienza en noviembre de 1916, dos años antes del famoso 11 de noviembre de 1918, día en que se firmó el armisticio y que da nombre al juego.

11-11: Memories Retold cuenta con dos protagonistas, ambos muy diferentes. Ellos son Harry y Kurt.

Harry es un joven fotógrafo canadiense. Trabaja en una tienda de fotos pequeña donde da rienda suelta a su afición con la cámara, y donde convive con Julia, la chica que le gusta. Pero un día, un general de la guerra va por allí y decide irse con él al campo de batalla para impresionar a la chica luciendo el uniforme de soldado.

Kurt es un padre de familia que trabaja en una fábrica de dirigibles. Pero un día se entera de que su hijo Max, que está en la guerra, ha desaparecido, y no puede dejar las cosas así. Así que se presenta como voluntario para ir a combatir y a buscar a su hijo.

Como habréis comprobado, son polos totalmente opuestos, eso sin mencionar que pertenecen a dos bandos enemigos. Pero en este viaje cualquier cosa puede pasar, y ya sabemos que la historia que se cuenta es diferente a lo convencional.

Así que, inevitablemente, las historias de ambos personajes acaban por cruzarse, y contra todo pronóstico inician una relación de amistad. Eso sí, secreta.

El juego se divide en tres partes, cada una con distintos capítulos. A lo largo de todos ellos, iremos cambiando entre la historia de Harry y la de Kurt de manera muy continua, algo que hace que se pueda seguir a la perfección la historia que en ese momento está viviendo cada uno y no resulta nada molesto, pues las transacciones están muy bien hechas y es todo muy dinámico.

De este modo, vemos cómo avanzan los dos personajes a lo largo de los hechos de la Primera Guerra Mundial en un periodo de dos años que cuenta el juego. Y, muchas veces, vamos intuyendo dónde sus historias se pueden cruzar, pero lo que ocurre no suele ser nada previsible, y eso le da mucho gancho a la narrativa.

Tanto Harry como Kurt son novatos en el campo de batalla. Kurt es un hombre más adulto y tiene más conciencia de lo que implica ir a la guerra. Pero Harry es muy joven y solo va "a por el uniforme" como él mismo dice. Pero no es un juego, y no tarda en darse cuenta de ello. Y lo que al principio le parecía algo incluso divertido termina siendo una experiencia que le marca en la vida.

Como hemos dicho, la historia se aleja de los sangrientos combates para centrarse en lo que ocurre detrás. Sí, a veces estaremos en pleno campo de batalla esquivando balas, pero jamás dispararemos un arma o tomaremos parte siquiera en ella. Esta no es ese tipo de historia.

Por el contrario, seguiremos el viaje de dos enemigos que no opinan que tengan que serlo, y de cómo la amistad puede surgir incluso de donde parecía imposible. Aquí se incluyen un gato y una paloma, animales que se convierten en mascotas de Kurt y Harry respectivamente y que nos acompañan en la aventura. Bueno, también habrá un par de partes donde podemos controlar al gato, y admitimos que es muy genial.

En cualquier caso, y cumpliendo el objetivo de sus desarrolladores, esta es una historia que defiende la paz, y que es maravilloso descubrir cómo empieza, cómo se desarrolla y cómo acaba. Es una historia emotiva, esperanzadora, aunque no deja de lado que la guerra es un periodo muy crudo para los que están allí y que, al fin y al cabo, nadie está a salvo.

Sacar fotos y buscar a un hijo: así es la jugabilidad

Harry tendrá que sacar fotos de distintos lugares, paisajes, hechos, etc, mientras que Kurt investigará para ver si alguien ha visto a su hijo. Ambos escriben cartas: Harry a su querida Julia y Kurt a su esposa e hija. En el caso de este último, tendremos la opción de elegir con qué palabras contamos la realidad a nuestra hija, pues es pequeña y no queremos que sufra. Pero esto ocurre en dos ocasiones contadas y, la verdad, elijas lo que elijas no tiene mucha repercusión en el juego.

Lo mismo ocurre con las fotos de Harry. Mientras que a veces formará parte de la misión hacer esta o la otra foto, también tenemos libertad para tomar las fotos que queramos (hasta un máximo de 16 por capítulo). Pero estas, al final, caerán en el olvido y no tienen ninguna importancia en el juego. Las obligatorias las irán publicando en el periódico canadiense, pero a pesar de que el juego nos advierte que tomar una u otra foto tendrá repercusión, apenas se nota. Esto se refiere a si, por ejemplo, en vez de tomar una foto de los soldados luchando lo haces de los esclavos atados. Es el mismo lugar, pero son dos realidades diferentes. La decisión es nuestra, pero la repercusión final se pierde en el juego.

Y ya que hablamos de esto, hay varias ocasiones en las que el juego te dice que tengas cuidado de lo que haces, pues tendrá repercusión. Las dos acciones principales son las cartas de Kurt a su hija y las fotos de Harry. Pero hablar con los distintos NPCs también entra en esta categoría. Una vez más, hagamos lo que hagamos, queda olvidado al poco tiempo.

La jugabilidad en sí es muy sencilla, apenas hacen falta tocar cuatro botones. Como no empuñamos ningún arma, no tenemos que preocuparnos por apuntar y disparar. Tan solo andamos, corremos, nos agachamos (al principio parece que no, pero es literalmente la diferencia entre la vida y la muerte) e interactuamos con objetos y personajes. Bueno, y cuando controlamos a Harry, podemos sacar la cámara cuando queramos.

También he mencionado que habrá momentos en que podremos manejar al gato de Kurt. Aunque se limita a ser una o dos veces en la historia principal y muy pocas veces cuando podemos cambiar de personaje al gusto, tampoco podemos hacer mucho con él. Su control se limita a alcanzar coleccionables, de los que hablaré más adelante. Pero siempre gusta ver las cosas desde una perspectiva pequeña de cuatro patas.

De esta manera, es muy sencillo aprenderse los controles y esto ayuda a sumergirte en la historia sin tener que preocuparte por qué botón hace qué. A veces aparecerán eventos quick time, pero son prácticamente dos contados y aunque fallemos no habrá repercusión negativa.

Los NPCs con los que interactuamos ya son o bien parte de la misión o personajes que nos vamos encontrando y que podamos hablar con ellos. No, no podemos hablar con todos, pero sí con un gran número lo suficiente para conocer que la guerra está durando demasiado. Y una cosa que me ha llamado la atención es que, aun siendo NPCs sin un papel importante en la historia, todos ellos tienen un nombre, no son solo una cara. Supongo que esto entraba dentro del mensaje del juego donde cada hombre en una guerra cuenta. Y les ha quedado muy bien.

Los gráficos y la banda sonora dan vida al juego

Habréis estado viendo las fotos e incluso algún tráiler, y seguro que os ha llamado la atención los gráficos que presenta 11-11: Memories Retold. Y es que, además de salirse de lo convencional en su historia, también presenta un estilo artístico único y personal.

El estilo en concreto es el impresionista, y nos hace recordar a los cuadros. Este estilo se basa en el uso de puntos para plasmar todo, de modo que desde cerca se ve borroso pero de lejos se ve incluso nítido. Y así es como se ve el juego al completo, desde paisajes a personajes u objetos. La diferencia con un cuadro es que la imagen está viva, los puntos van y vienen cada segundo, y esto le da mucha sensación de vida a la propia imagen. También nos puede recordar a una acuarela viviente.

Quizá el estudio optó por este estilo gráfico para destacar de entre los demás juegos de la guerra también a simple vista. ¿Le queda mal? En absoluto. La sensación de estar metidos en un cuadro es prácticamente un personaje más del juego. Aunque pienses que vaya a ser molesto al jugar, al poco tiempo te acostumbras y te acaba maravillando, sobretodo porque aunque parezcan unos gráficos tan simples también cuentan con sus detalles e incluso profundidad aunque, obviamente, no tanta como juegos de mayor realismo.

Hay, como es de esperar, algún que otro bug de muros que de repente aparecen o desaparecen, o incluso que podemos atravesar algún NPC en algún punto, pero seguro que son cosas que se acaban arreglando.

Junto a la imagen, otra de las cosas que destaca es el sonido. Y con esto nos referimos tanto a banda sonora como a voces, lo cual os detallamos todo ahora.

La banda sonora tenía la dura tarea de encajar con un periodo tan antiguo y en un entorno tan hostil como es la Primera Guerra Mundial. Pero se ha llevado a cabo a la perfección, y es que no era de extrañar teniendo en cuenta quién está a los mandos.

Hablamos nada menos que del compositor francés Olivier Derivière, responsable de Remember Me, Vampyr o Assassin’s Creed IV Black Flag. Pero no estaba solo, y ha contado con la colaboración del ganador de un Grammy John Kurlander. Ambos se han unido a la Orquesta Filarmónica para crear un pequeño equipo, y el resultado es más que maravilloso. No solo tenemos una música que se integra a la perfección con el juego y su entorno, sino que incluso se han interpretado canciones que los soldados cantaban en la Primera Guerra Mundial. Más realismo era imposible.

A pesar de que no podíamos esperar menos de este equipo, esto no resta ningún mérito a lo que han conseguido. En conjunto, el estilo visual y la música dan vida a la propia guerra donde nos sumergimos, y parecerá que de verdad estamos allí.

Las voces y subtítulos, los elementos claves de la narrativa

Por otro lado, aunque siguiendo en el tema del sonido, hay que destacar las voces del juego. Y es que, al igual que la banda sonora contaba con verdaderos expertos, los actores que han puesto voz a Harry y a Kurt no se quedan nada atrás.

Sebastian Koch, actor alemán conocido por películas como El Puente de los Espías o La Jungla: Un buen día para morir, pone voz a Kurt. Y a Harry le da vida Elijah Wood, el famoso Frodo de las películas de El Señor de los Anillos. Y se nota que ambos se dedican al mundo del espectáculo y son unos profesionales en lo suyo.

Wood con Harry se limita al acento canadiense, pero Koch tiene mérito doble pues pone la voz a Kurt en inglés y en alemán. ¿Por qué? Pues porque, por alguna razón, aunque Kurt es alemán y habla en este idioma cuando se comunica con cualquier otro personaje, sus pensamientos tienen voz en inglés. ¿La razón? Es un misterio para mí, y no me parece algo muy lógico. Pero como lo que se escucha es el maravilloso talento de voz de Koch, tampoco hay pega.

Escuchar a ambos, cómo se meten en sus personajes, resulta una gran ayuda para que tú hagas lo mismo y prácticamente te olvides de todo a tu alrededor. Por supuesto, el juego viene acompañado de subtítulos en español para no perdernos detalle. Aunque a menudo se me ha dado el caso de que los subtítulos desaparecen, y si es cuando hablan en inglés ni tan mal, pero si es cuando hablan en alemán… Aun así, la traducción está increíblemente bien hecha.

También quiero destacar que el resto de NPCs también tienen voz en su idioma correspondiente, lo que supone un trabajo extra para el estudio responsable, pero que queda magnífico.

Hablando de subtítulos, no solo se preocupan de que el jugador se entere de las conversaciones, sino también de que sepas si entre los personajes se están enterando. Esto se consigue con un sistema muy sencillo de colores. Cuando un personaje habla con otro de su mismo idioma, los subtítulos están en blanco; quiere decir que se entienden. Cuando habla un alemán con un inglés, los subtítulos aparecerán en rojo, pues ninguno se está enterando de nada.

Tan solo palabras sueltas que hayan aprendido aparecerán en blanco para indicar que las conocen, y quizá sirvan como referente para elegir la frase que decir a continuación, pues a veces tendremos que hacerlo en algún diálogo. Me habría gustado que estas palabras que aprenden en otro idioma fueran más, pues apenas hay evolución en este sentido en todo el juego, y quizá así se podría meter más profundidad a los diálogos. Pero, aun como está, resulta curioso seguir estas conversaciones.

Coleccionables y trofeos, la razón de volver a jugar

Pasamos al tema de los coleccionables. Al principio, antes de descubrirlos bien, pueden parecer simples y absurdos, pero esconden mucho más. Lo que tendremos que recoger serán trozos de fotos o documentos. Las áreas donde estamos no suelen ser muy amplias y algunos coleccionables se encuentran bien o buscando un poco más a conciencia (si buscas, se ven bien). Pero otros requerirán de una búsqueda más exhaustiva para dar con ellos.

Como he dicho, se tratan de trozos de fotos o de documentos. La gracia es que, desde el menú de pausa, podemos acceder a lo que hemos recogido, y si tenemos todas las partes (a veces están rotos en partes y habrá que recoger todos) podremos ver su contenido. Y su contenido es nada menos que fotos y documentos reales de la Primera Guerra Mundial, acompañado de una descripción y su propio texto traducido si tiene.

Me ha resultado curioso que sea así, pues muchas localizaciones de las fotos reales las podemos ver copiadas en el juego, y además conocemos su historia. Los documentos, por supuesto, plasman cómo se contaba realmente la historia en aquel entonces, y es fantástico. Por una parte, el juego te mantiene entretenido buscando los coleccionables, y por otra parte te enseña la historia real mediante éstos. Aunque no te guste la historia, te interesará conocer los detalles y curiosidades de la época, porque realmente lo estás viviendo en el juego.

Para poder completar todos los coleccionables de manera más sencilla, hay en el menú principal una opción para poder acceder a los capítulos donde también te muestra el número de coleccionables que hay y los que has recogido, ayudando a saber dónde acudir directamente para tenerlos todos.

Los trofeos también es algo que animen a re-jugar el título, pues habrá que hacer a veces cosas muy concretas que se pueden pasar por alto para conseguir algunos. Ademas, el juego cuenta con más de un final y un trofeo asociado a cada uno, así que mínimo vas a tener que ver cómo puede terminar la historia en todas sus versiones si quieres el ansiado platino.

Y precisamente en la rejugabilidad reside ese punto que siempre tenemos en cuenta: ¿cuánto nos va a durar el juego? Pues bien, una partida normal puede llevar alrededor de seis horas. Buscar todos los coleccionables, que son bastantes, aumentará la duración en 2 o 3 horas más. Pero si añadimos la caza de trofeos, pueden ser otras 2 horas extra. En cualquier caso, por la historia que cuenta, quizá se cuele en tu corazoncito y quieras revivir la aventura más de una vez de vez en cuando.

Conclusión

11-11: Memories Retold no nos cuenta la historia de siempre sobre la Primera Guerra Mundial. Nos cuenta el viaje de Harry y Kurt, enfrentados por ser de países rivales, pero que terminan construyendo una amistad. Y a raíz de esto, la aventura que viven se vuelve intensa y emotiva.

Destaca su estilo artístico inspirado en el impresionismo, donde no destaca un alto nivel de detalle pero que enamora por sumergirte en un cuadro viviente. También merece una mención especial su imponente banda sonora y el trabajo que hacen Elijah Wood y Sebastian Koch al dar voz y vida a los protagonistas.

Un juego que se aproxima más a una película pero en el que no se imponen las cinemáticas, sino que siempre tendremos el control de los personajes, y siempre variando entre ellos muy a menudo.

Si todo a primera vista te ha gustado del juego, vivirlo en tu propia piel es una experiencia mucho más inmersiva e increíble. No esperes un shooter o un juego de acción. El elemento principal es la narrativa, y su desempeño cumple de más.

Tiene algunos fallos y errores por pulir, y quizá otras cosas se hubieran podido hacer de otro modo. El tema de incluir elecciones con repercusiones que, al final, no importan es algo que se podría haber reforzado, o al menos que hubiera habido unas consecuencias más claras. Pero ha quedado desaprovechado.

Pero nada de esto estropea la experiencia de juego. Y si eres amante de esta época de la historia y de una buena historia, 11-11: Memories Retold es tu juego.

Dónde comprarlo

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Reseña
Nota final
8.5
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analisis-11-11-memories-retold11-11: Memories Retold se sitúa en el contexto de la Primera Guerra Mundial, un tema ya abordado por otros juegos. Pero en esta ocasión conocemos al canadiense Harry y al alemán Kurt que se hacen amigos. Su historia es única, sus gráficos y banda sonora excelentes, y cuentan con actores de voz de lujo. Aun así, flojea en algunos aspectos, pero no deja de ser una historia digna de vivir.